Vive momentos inolvidables en nuestra bodega y
entre nuestros viñedos
En la bodega ALAN de VAL siempre hemos recibido
al viajero, al amigo, al vecino, al compañero y en torno a una copa de vino
conversamos sobre nuestros varietales, el laboreo en la viña, la poda, la
vendimia, la elaboración de los vinos... y detrás de todo esto está la historia
de una tierra y de sus gentes, de un paisaje, de una familia.
En ALAN de VAL, queremos ofreceros la
posibilidad de que nos conozcáis de cerca, visitando nuestros viñedos: la finca
PEDRAZAIS que rodea la bodega con sus varietales de Godello y Mencía, A COSTIÑA
donde maduran orientadas al sur las uvas de Brancellao o las Garnachas viejas de
ESCADA. Descubrir nuestra bodega, catar nuestros vinos, saborear
los platos típicos de nuestra tierra (empanada de costillas,
androlla, anguilas de río y cabrito asado entre muchos otros platos
tradicionales) con unas vistas privilegiadas sobre el valle de Valdeorras.
VISITAS, CATAS, COMIDAS
La Reserva De Valdeorras
El paisaje fantástico de las altas montañas de Valdeorras.
La Cabeza Grande, Os Penedos de Oulego, Trevinca
Son el triángulo que marca el techo de Valdeorras, las cumbres más altas y mas hermosas que podamos imaginar.
Cumbres que combinan el encanto agreste de la piedra con la suavidad de volúmenes redondeados sirven de guardianes naturales para proteger la esencia que hace del bajo Valdeorras la gran comarca del vino del oro.
Contemplamos el valle desde una de esas cimas guardianas, en la Sierra de Queixa. Cabeza de Manzaneda, que a casi 1800 metros de altura ostenta el título de ser la única estación de montaña que por el momento existe en Galicia. Dos mil hectáreas de pino, flanquean aquí, la postal natural perfecta para pasar, en cualquier época del año, unos días de descanso y deporte, subidos a lo más alto. Pero más paisajes de altura, rozan el cielo sin salirse del macizo central ourensano con Valdeorras a la vista. Estamos en los montes de Vilariño de Conso. 5.700 hectáreas de alta montaña cubiertas de pasto y bosques de carballos centenarios y acibros, dan forma aquí al que desde 1997 es el Parque Natural do Invernadoiro . Valles encajados en el terreno, dibujados por la erosión de dos ríos -Ribeira Grande y Ribeira Pequena-; circos glaciares esculpidos en el cuaternario y llanuras aisladas que nos sorprenden a alturas impensables, han hecho de este paisaje, que empezó siendo un refugio de caza y pesca, uno de los entornos paisajísticos y geológicos más protegidos y atractivos de nuestra tierra.
Esta otra sierra, la del Eixo, juega a ser la frontera natural que une y separa Ourense de las provincias de León y Zamora. Aquí está el techo gallego, encuadrado en este macizo. Es Pena Trevinca . 2.127 metros de altura que desafían al cielo y luchan por obtener para este entorno de lujo, la categoría de Estación de Esquí. Tiene a su favor, un entorno mágico. Valles glaciares casi inaccesibles que esconden bosques únicos y ejemplares dignos de preservar: sus aves. También está protegida la fauna que sobrevuela la Serra da Lastra , en Rubiá, en la frontera con León. Un espacio de ensueño, un Parque Natural de los más peculiares que hay Galicia. En él, encontramos una de las pocas zonas calcáreas que poseemos. Cuevas que intuimos, y relieves rocosos de impresión conviven aquí con bosques mediterráneos de encinas, y viejos soutos de castaños que trepan por laderas, abrigando pueblos. Los hay, como este de Covas, agolpados a la orilla del Sil, que discurre aquí encajado entre laderas de fuerte pendiente. Y también abrigados en profundos valles como este de Oulego, que da nombre a uno de los lugares quizás más fascinantes de esta sierra: los Penedos de Oulego.
Pero también los hay que desafían al equilibrio, como el de Biobra, en el que, escondida, encontramos una de las cuatro bodegas familiares que hay en Rubiá , porque es también esta tierra alta de Valdeorras, zona de cultivo de sabroso vino mencía y godello, que nos invita a probarlo, mientras nos brinda estas increíbles panorámicas de vértigo.
Contemplamos el valle desde una de esas cimas guardianas, en la Sierra de Queixa. Cabeza de Manzaneda, que a casi 1800 metros de altura ostenta el título de ser la única estación de montaña que por el momento existe en Galicia. Dos mil hectáreas de pino, flanquean aquí, la postal natural perfecta para pasar, en cualquier época del año, unos días de descanso y deporte, subidos a lo más alto. Pero más paisajes de altura, rozan el cielo sin salirse del macizo central ourensano con Valdeorras a la vista. Estamos en los montes de Vilariño de Conso. 5.700 hectáreas de alta montaña cubiertas de pasto y bosques de carballos centenarios y acibros, dan forma aquí al que desde 1997 es el Parque Natural do Invernadoiro . Valles encajados en el terreno, dibujados por la erosión de dos ríos -Ribeira Grande y Ribeira Pequena-; circos glaciares esculpidos en el cuaternario y llanuras aisladas que nos sorprenden a alturas impensables, han hecho de este paisaje, que empezó siendo un refugio de caza y pesca, uno de los entornos paisajísticos y geológicos más protegidos y atractivos de nuestra tierra.
Esta otra sierra, la del Eixo, juega a ser la frontera natural que une y separa Ourense de las provincias de León y Zamora. Aquí está el techo gallego, encuadrado en este macizo. Es Pena Trevinca . 2.127 metros de altura que desafían al cielo y luchan por obtener para este entorno de lujo, la categoría de Estación de Esquí. Tiene a su favor, un entorno mágico. Valles glaciares casi inaccesibles que esconden bosques únicos y ejemplares dignos de preservar: sus aves. También está protegida la fauna que sobrevuela la Serra da Lastra , en Rubiá, en la frontera con León. Un espacio de ensueño, un Parque Natural de los más peculiares que hay Galicia. En él, encontramos una de las pocas zonas calcáreas que poseemos. Cuevas que intuimos, y relieves rocosos de impresión conviven aquí con bosques mediterráneos de encinas, y viejos soutos de castaños que trepan por laderas, abrigando pueblos. Los hay, como este de Covas, agolpados a la orilla del Sil, que discurre aquí encajado entre laderas de fuerte pendiente. Y también abrigados en profundos valles como este de Oulego, que da nombre a uno de los lugares quizás más fascinantes de esta sierra: los Penedos de Oulego.
Pero también los hay que desafían al equilibrio, como el de Biobra, en el que, escondida, encontramos una de las cuatro bodegas familiares que hay en Rubiá , porque es también esta tierra alta de Valdeorras, zona de cultivo de sabroso vino mencía y godello, que nos invita a probarlo, mientras nos brinda estas increíbles panorámicas de vértigo.
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